Autoridades municipales asisten a la tradicional misa y baile de pujas en El Raiguero Bajo coincidiendo con la festividad de San Fulgencio

Autoridades municipales asistieron ayer a la ermita de El Raiguero Bajo, donde se celebró la tradicional misa y el baile de pujas, con los Cantos de Ánimas a cargo de la Cuadrilla de esta pedanía, con motivo de la festividad de San Fulgencio.

A esta actividad que se celebra el tercer domingo de enero asistieron el alcalde, Andrés García, el primer teniente de alcalde, Juan José Cánovas, y numerosos miembros de la Corporación municipal, quienes departieron durante la jornada con vecinos y vecinas y miembros de la Cuadrilla de El Raiguero, que animaron la jornada festiva y de convivencia.

La Cuadrilla del Raiguero cantó el "aguilando pagao" en el que un asistente a dichos cantos, el feligrés, se dirige al "guión", que es el cantaor de la cuadrilla y le paga una cantidad de dinero para que le cante a alguna persona que él ha elegido, que generalmente suele ser el feligrés que elige a algún amigo, familiar o a alguna moza guapa.Estos cantos acaban a la hora de la comida cuando toda la cuadrilla de ánimas se va a reponer fuerzas. Posteriormente, y tras la comida, la fiesta continuó en el Raiguero Bajo por la noche con el "baile de pujas", que al igual que la celebración matinal es una fiesta que data de fechas muy antiguas con el fin de divertir a los asistentes y conseguir dinero para la ermita.En este baile hay tres figuras: La cuadrilla con su cantaor al frente y que aquí se denomina "guión", "el inocente" o persona encargada de dirigir el baile y organizar las pujas y el público. Después de comenzado el baile, algunas personas del público se dirige al inocente, en secreto, y le paga una cantidad de dinero para que dos personas del público, un hombre y una mujer, bailen juntos.

Acto seguido, el guión comunica al varón elegido por el postor para bailar la puja de este último, y si el elegido no quiere bailar con esa mujer, o sencillamente no quiere bailar con nadie, le pregunta al guión el importe ofrecido y sube la puja para no hacerlo y empieza una subasta entre los dos, que gana el que más dinero está dispuesto a pagar para conseguir sus pretensiones y así sucesivamente hasta el final de la fiesta.