Totana es un municipio cuya economía hunde sus raíces en la riqueza de su campo. En esto, no sólo es la agricultura la que nos aporta riqueza, sino también la ganadería, principalmente de porcino y caprino.

Además de las nuevas explotaciones ganaderas surgidas los últimos años, ha existido históricamente una asignatura pendiente en la regularización de las actividades tradicionalmente existentes en Totana. Una labor para la que se han buscado numerosas fórmulas desde las disposiciones adicionales del P.G. hasta las actuales. Gracias a las nuevas herramientas e interpretaciones que nos aporta la normativa, es posible regular casi la totalidad de estas actividades.

El trabajo desde el área de urbanismo en la mayoría de casos es invisible, pero condiciona (y para bien como en este caso) el futuro de un pueblo. Gracias al trabajo realizado tanto por el arquitecto municipal, David, como por Francisco, el técnico de actividades, empiezan a resolverse expedientes inconclusos durante décadas.

En esta tarea, que eminentemente corresponde al ayuntamiento, han sido claves asimismo la labor de las direcciones generales de ganadería y medio ambiente, sin las cuales difícilmente se habría podido materializar esta respuesta, que va desde lo particular (ganaderos) hasta lo administrativo (ayuntamiento).

No puedo olvidar a quien ya no está (Juan José) y luchó porque esta situación pudiera darse para asegurar el futuro de decenas de familias. Si hay un cielo al que ir, seguro que mira con satisfacción que entre todos, lo estemos consiguiendo.

Un ejemplo más de que merece la pena seguir trabajando y sonreír por Totana. Desde esta semana, esta pequeña explotación, ya cuenta con su licencia. Y en las próximas, serán muchas más.