El Día de la Madre

A todas las madres

De todos los meses del año, el mes de mayo es quizás el que vivimos con mayor alegría y con un ánimo distinto al resto. La temperatura es agradable; los días ya son más largos; las lluvias -aunque en nuestra tierra siempre son escasas-, purifican el ambiente; el cielo tiene otro color… y todo a nuestro alrededor se viste de primavera.

Este mes nos trae una serie de celebraciones litúrgicas que destacan por su colorido y su dinamismo. Entre ellas tenemos: que es el Mes dedicado a la Virgen María, el Mes de Las Flores, las Cruces de Mayo, el día de la Cruz, la Virgen de Fátima, la Ascensión del Señor, María Auxiliadora… y el Día de la Madre.

¿Cuándo celebramos el Día de la Madre?

En España, el primer Domingo del mes de mayo, todos los hijos mostramos a nuestras madres el amor y el cariño que les tenemos, y les agradecemos de una forma muy especial, todo lo que han hecho -y hacen- por nosotros.

Esta es una celebración que en sus orígenes estuvo vinculada a la celebración del día de la Inmaculada (el 08 de diciembre), pero desde el año 1965 se celebra el primer Domingo del 5º mes del año.

Y esta es una tradición que también tiene arraigo escolar, pues todos recordamos que, desde pequeños, en la Escuela, las semanas previas a la llegada del mes de mayo, se elabora algún regalo especial con el que obsequiar a las madres en su día de fiesta.

Un día especial dedicado a todas las Madres del mundo.

Este Domingo nos trae una jornada muy especial, en la que rendimos homenaje al amor sin límites, a la dedicación infinita, y a la fortaleza incomparable de esas mujeres que nos dieron la vida, y nos acompañan a diario en nuestro devenir.

Particularmente, considero que este homenaje que hacemos hoy a las Madres debería de hacerse todos los días del año. Primero porque la labor de una Madre no cesa en ningún momento, y segundo, porque celebrar el Día de la Madre significa celebrar la Vida.

Las madres nos guían con su sabiduría y nos alientan continuamente con su amor incondicional. Su labor es incansable. Su capacidad de entrega no tiene fin. Desde el primer minuto de la mañana y hasta el fin de cada jornada, ellas están ahí, velando por nosotros, cuidándonos con esmero y sacrificándose sin medida. El amor de una madre no tiene límites, pues incluso trasciende las fronteras del tiempo, y supera cualquier distancia.

Detrás de cada gesto, cada sonrisa, cada abrazo… late un corazón lleno de amor de Madre. Un amor que nos sostiene en los momentos más oscuros, y nos impulsa a alcanzar todas nuestras metas.

En el abrazo de una Madre encontramos refugio.

En su caricia, fortaleza.

En su mirada, consuelo.

Y en su sonrisa, el ánimo para seguir adelante.

En este día especial los hijos nos esforzamos por demostrar a nuestras madres, cuánto las queremos y lo importantes que son para nosotros. Ese amor y ese cariño lo materializamos con: flores, regalos, dulces… obsequios con los que tratamos de expresar, lo que muchas veces las palabras no saben transmitir: la gratitud infinita que sentimos por todo lo que nos dan.

Quiero rendir homenaje a esas mujeres maravillosas que nos dieron lo más valioso que cada uno tenemos: la vida. Esas mujeres que nos enseñaron a vivir, a soñar, a crecer dando lo mejor de nosotros mismos, que nos mostraron la gratuidad del amor, y que se entregaron a sus hijos sin esperar nada a cambio.

Para todas las madres:

¡Feliz día, mamá!

¡Feliz día, mamás del mundo!

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